En julio de 1973, el circuito de Larache, envuelto por una ligera niebla, se disponía a acoger una carrera automovilística que haría historia. Eran principios de la década de 1970, una época de entusiasmo y espíritu competitivo. Fardos de paja cuidadosamente dispuestos se alinean en el camino de entrada, dando al lugar una auténtica sensación rústica.
El público, formado por apasionados del automovilismo llegados de todos los sectores de Marruecos, ocupó sus lugares a lo largo del circuito. Familias enteras, parejas atónitas y jóvenes atrevidos se mezclaron en un mar de rostros iluminados por la emoción. Las animadas conversaciones, mezcladas con risas y aplausos esperados, crearon una sinfonía de sonidos alegres.
Entre los espectadores, un aire de anticipación electrizó el aire. Se corrían rumores y predicciones, cada espectador tenía su piloto favorito, pero todos compartían la pasión por el automovilismo y la adrenalina que conlleva.
A lo lejos, los motores daban una sacudida, señalando el inminente inicio de la carrera. Los rostros se convirtieron en un círculo inicial, los ojos brillando con anticipación. Los coches de carreras, brillando bajo el sol brillante, estaban en fila, listos para participar en esta frenética batalla.
Y entonces, con los motores rugiendo y una nube de humo, comenzó la carrera. Los coches corrían por la pista, superándose unos a otros, creando una sinfonía armoniosa y rugiente. El público contuvo la respiración, hipnotizado por la velocidad y destreza de los conductores.
En el centro de la competición estaba Gérard Degrebes, el famoso piloto conocido como el tahitiano. Su carisma y talento conquistaron al público, que lo apoyó con entusiasmo. Cada vez que su coche pasaba por las gradas, se escuchaban gritos entusiastas y banderas ondeaban en el aire.
El circuito de Larache proporcionó un gran escenario para esta batalla de coches. Los fardos de paja, a modo de centinelas naturales, enmarcan el camino aportando un toque rústico al conjunto. Las curvas cerradas y los pases difíciles pusieron a prueba las habilidades de los conductores.
El público, fascinado por cada giro atrevido y cada adelantamiento arriesgado, vivió la carrera como si fuera parte integral de ella. Cada movimiento de los coches estuvo acompañado de aplausos y gritos de aliento, mientras los espectadores permanecían de pie para no perderse nada de la escena.
Con el paso de las vueltas, la emoción llegó a su punto máximo. El tahitiano, con su incomparable habilidad y su inquebrantable determinación, poco a poco se fue separando de la constelación. Su auto atravesó el aire con innegable fluidez mientras dominaba cada giro con precisión milimétrica. El público, encantado por su talento, lo animó y mostró su fascinación por él.
El ambiente en los alrededores del Larache Arena era eléctrico. Los espectadores sintieron la emoción en el aire. Los ojos brillaban de admiración y asombro ante el ingenio de los conductores, mientras que los rostros se adornaban con sonrisas y expresiones de asombro.
El calor del sol aumentó la sensación de emoción de la competición. Aromas mezclados de gasolina y hierba recién cortada flotan en el aire, creando una atmósfera aromática única. Las frenéticas conversaciones de los espectadores se mezclaban con el eco de los motores formando una deliciosa cacofonía.
El tahitiano, como un bailarín de asfalto, afrontó los obstáculos de la pista con sorprendente facilidad. Los fardos de paja parecieron inclinarse ante su maestría, convirtiéndose en un telón de fondo vivo para su deslumbrante actuación. Con cada paso por delante de las gradas, los aplausos del público duplicaban su intensidad, llevando al conductor a nuevas alturas de confianza y audacia.
El circuito de Larache se convirtió en un escenario donde se mostró un espectáculo único, donde los pilotos eran los actores principales y el público era el director. Los espectadores quedaron asombrados por cada deslizamiento controlado, cada aceleración vertiginosa y cada adelantamiento arriesgado. La energía palpable en el aire alimentó las emociones de todos, creando una conexión indescriptible entre los conductores y sus entusiastas fanáticos.
Finalmente, al final de una carrera épica, el tahitiano cruzó la meta en cabeza, en una ola triunfante. El público estalló en estruendosos aplausos, gritos de alegría y felicitaciones llenaron el aire. Los prolongados aplausos atestiguaron la admiración colectiva por el campeón que supo conquistar el circuito de Larache.
La leyenda del tahitiano y su inolvidable victoria en aquel rally de los años 70 se repitió en la mente de los espectadores presentes aquel día. El circuito de Larache, con sus fardos de heno como testigos mudos, quedó grabado en su memoria como un lugar donde la pasión, la ilusión y la emoción alcanzaron niveles inigualables.
Así, la carrera de coches celebrada en el circuito de Larache a principios de los años 70 sigue siendo un capítulo legendario en la historia del automovilismo, recordando para siempre el ambiente alegre que reinaba en este trazado, así como la inolvidable victoria del Tahití. El logro del campeón, su incomparable dominio sobre el ring y su impresionante victoria lo han llevado a ser mencionado en las conversaciones durante años.
يوليوز 1973، كانت حلبة العرائش ، المغطاة بضباب خفيف ، جاهزة لاستضافة سباق سيارات من شأنه أن يصنع التاريخ. كان ذلك في أوائل السبعينيات ، وهو الوقت الذي سادت فيه الإثارة والروح التنافسية. تصطف حزم من القش مرتبة بعناية على الممر ، مما يمنح المكان إحساسًا ريفيًا أصيلًا.
الجمهور ، المكون من عشاق رياضة السيارات من جميع مناحي المغرب ، أخذوا أماكنهم في جميع أنحاء الحلبة. اختلطت عائلات بأكملها والأزواج المذهولون والشباب الجريئون في بحر من الوجوه المضاءة بالإثارة. خلقت المحادثات المفعمة بالحيوية ، الممزوجة بالضحك والتصفيق المتوقع ، سمفونية من الأصوات المبهجة.
بين المتفرجين ، جو من الترقب كهرب الهواء. كانت الهمسات والتنبؤات تنتشر، كان لكل متفرج مفضله من المتسابقين ، لكن يشترك الجميع في شغف برياضة السيارات والأدرينالين الذي يأتي معها.
من بعيد ، ترنحت المحركات ، معلنة الاقتراب الوشيك من السباق. تحولت الوجوه إلى دائرة الانطلاق، وتألقت العيون بترقب. وقفت سيارات السباق ، المتلألئة تحت أشعة الشمس الساطعة ، في طابور ، جاهزة للانخراط في هذه المعركة المحمومة.
وبعد ذلك ، مع هدير المحركات وسحابة من الدخان ، بدأ السباق. سارعت السيارات على المسار ، متجاوزة بعضها البعض ، وخلقت سيمفونية هدير متناغمة. حبس الجمهور أنفاسهم مفتونين بسرعة وبراعة السائقين.
كان في قلب المنافسة جيرار ديجريبس ، السائق الشهير المعروف باسم التاهيتي. غزت جاذبيته وموهبته الحشود ، ودعمه الجمهور بحماس. في كل مرة تجاوزت سيارته المدرجات ، كانت تسمع صيحات حماسية ، وتلوح الأعلام في الهواء.
قدمت حلبة العرائش مكانًا رائعًا لمعركة السيارات هذه. حزم القش ، مثل الحراس الطبيعيين ، تؤطر المسار ، مما يضيف لمسة ريفية إلى الكل. اختبرت المنعطفات الضيقة ، والممرات الصعبة مهارات السائقين.
الجمهور ، مفتونًا بكل منعطف جريء وكل تجاوز محفوف بالمخاطر ، اختبر السباق كما لو كان جزءًا لا يتجزأ منه. ورافق كل حركة للسيارات تصفيق وصيحات تشجيع ، فيما وقف المتفرجون حتى لا يفوتهم شيء من المشهد.
على مدى لفات ، وصلت الإثارة ذروتها. التاهيتي ، بمهارته التي لا تُضاهى وتصميمه الراسخ، انفصل تدريجيا عن الك الكوكبة. قطعت سيارته الهواء بانسياب لا يمكن إنكاره حيث أتقن كل منعطف بدقة بالغة. الجمهور ، الذي سحرته موهبته ، شجعه و أبدى افتتانه به.
كان الجو المحيط بحلبة العرائش مكهربا. شعر المتفرجون بالإثارة السائدة في الهواء. تألقت العيون بإعجاب وانبهار ببراعة السائقين ، بينما تزينت الوجوه بالابتسامات وتعبيرات الدهشة.
زادت حرارة الشمس من الإحساس بإثارة المنافسة. تتناثر روائح البنزين المختلطة والعشب المقطوع حديثًا في الهواء ، مما يخلق أجواء عطرية فريدة من نوعها. امتزجت المحادثات المحمومة للمشاهدين مع صدى المحركات ، مما شكل نشازًا ممتعًا.
تعامل التاهيتي ، مثل راقص الأسفلت ، مع العقبات على الحلبة بسهولة مدهشة. يبدو أن حزم القش تنحني أمام إتقانه ، وتحولت إلى خلفية حية لأدائه المبهر. مع كل تمريرة أمام المدرجات ، تضاعف تصفيق الجمهور بشدة ، حاملاً السائق إلى آفاق جديدة من الثقة والجرأة.
أصبحت حلبة العرائش مسرحًا يتم فيه عرض مشهد فريد من نوعه ، حيث كان السائقون هم الممثلون الرئيسيون والجمهور هو المخرج. اندهش المتفرجون من كل انزلاق محكوم وكل تسارع مذهل وكل تجاوز محفوف بالمخاطر. غذت الطاقة الملموسة في الهواء مشاعر الجميع ، وخلقت علاقة لا توصف بين السائقين وجمهورهم المتحمسين.
أخيرًا ، في نهاية سباق ملحمي ، عبر التاهيتي خط النهاية في الصدارة ، في موجة انتصار. انفجر الجمهور في تصفيق مدوي ، ملأ الأجواء صيحات الفرح والتهنئة. شهد التصفيق المطول على الإعجاب الجماعي للبطل الذي عرف كيف يغزو حلبة العرائش.
تكررت أسطورة التاهيتي وانتصاره الذي لا يُنسى في رالي السبعينيات هذا في أذهان المتفرجين الحاضرين في ذلك اليوم. ظلت حلبة العرائش ، بحزمها من التبن كشهود صامتين ، محفورة في ذاكرتهم كمكان وصل فيه الشغف والإثارة والعاطفة إلى مستويات لا مثيل لها.
وهكذا ، ظل سباق السيارات الذي أقيم على حلبة العرائش في أوائل السبعينيات فصلاً أسطوريًا في تاريخ رياضة السيارات ، مستذكراً إلى الأبد الأجواء المبهجة التي سادت على هذا المضمار ، فضلاً عن الانتصار الذي لا يُنسى للتاهيتي. أدى إنجاز البطل وإتقانه الذي لا مثيل له في الحلبة ونصره الباهر إلى ذكره في المحادثات لسنوات
Hola Houssam, merci pour ce blog et ses belles photos. Apparament elles auraient été prise par un ami du tahitien.Aussi j'aimerai savoir s'il s'agit d'un rallye ou d'un circuit de la ville de Larache et si le tahitien y avait participé( de son vrai nom Gerard DESGRIPPES et qui a donné beaucoup au sport automobile Marocain avec madame De Chalençon de l'écurie GAZELLE de Casablanca). Une des deux R8 Gordini bleu me semble etre la sienne (pas celle qui a loupé le virage mais celle qui la suivait).
RépondreSupprimerN'auriez-vous pas des photos des fameuses CARRERA DE BURO qui avaient lieu lors des semaines de Larache ?
ABDELHAMID cousin de ABDELMAJID EL GUENNOUNI
ECOLE D'HORTICULTURE DE MEKNES
Supprimerhttp://www.youtube.com/channel/UClQoK86quZ03i3kHQiWKmWg