dimanche 20 avril 2025

El Coliseo María Cristina de Larache: Historia, arquitectura y legado cultural

🎬 El Coliseo María Cristina de Larache: Historia, arquitectura y legado cultural

Historia del Coliseo María Cristina

El Coliseo María Cristina fue un antiguo cine-teatro emblemático de la ciudad de Larache, en el norte de Marruecos. Su construcción data de principios de los años 50, durante el Protectorado español. La iniciativa de edificar esta sala se debe a un empresario español de Larache, Francisco Agrela, quien fue también su primer propietario y explotador. Bautizó el cine con el nombre de su hija mayor, María Cristina —lo que explica el origen del nombre de la sala.

El Coliseo abrió sus puertas con una proyección de prestigio: la película Juana de Arco (1948) protagonizada por Ingrid Bergman, que marcó su inauguración a comienzos de la década de 1950. Durante los años 50 y 60, el Coliseo vivió su época dorada. Funcionaba como cine de estreno exclusivo en Larache, proyectando grandes películas internacionales y españolas desde su salida. Por ejemplo, se proyectó con gran éxito la cinta española Morena Clara (1954) en “Gevacolor”, lo que demuestra el entusiasmo del público por los musicales ibéricos de la época.

Después de la independencia de Marruecos en 1956, el Coliseo continuó sus actividades bajo gestión local. Junto con otras salas como el Cine Ideal, Cine Avenida y el Teatro España, contribuyó al dinamismo cultural de Larache. La ciudad era reconocida como un verdadero centro cinematográfico. El Coliseo María Cristina fue parte activa de ese ecosistema hasta su declive, como muchas salas tradicionales, afectadas desde los años 70-80 por la expansión de la televisión y el vídeo doméstico.

Eventualmente, el cine cerró sus puertas (algunos testimonios indican que esto ocurrió hacia finales del siglo XX). Sin mantenimiento ni nueva función asignada, el edificio se fue deteriorando. Finalmente, fue demolido a inicios de los años 2000, víctima de la especulación urbanística que afectó al patrimonio histórico de Larache. Como se lamenta en una crónica local: “Del Cine Ideal al Teatro España o al Coliseo María Cristina, ya sólo quedan fotografías sepia”. En su lugar se erigió un edificio moderno sin identidad, hecho que sigue generando tristeza y crítica entre los larachenses.


Arquitectura y distribución


El Coliseo María Cristina presentaba una arquitectura ecléctica, típica de las construcciones del Protectorado español. Edificado en hormigón y mampostería, tenía un estilo hispano-morisco simplificado, en armonía con el urbanismo del Ensanche de Larache. La fachada principal presentaba una galería de arcos de medio punto sobre columnas robustas, con reminiscencias andalusíes. Encima de la entrada había un alero cubierto de tejas cerámicas, que le daba un aspecto sobrio pero majestuoso.

En el interior, el Coliseo estaba concebido como sala de cine y de espectáculos. Su distribución seguía el modelo de teatro a la italiana adaptado al cine: platea y palco, todos orientados hacia una gran pantalla, con cortinaje escénico. El escenario, amplio, incluía proscenio y bastidores, lo que permitía acoger obras de teatro, conciertos, galas artísticas, además de proyecciones. También se incluía una fosa para músicos en los espectáculos en vivo. La capacidad total rondaba entre 500 y 600 personas, siendo una de las mayores salas de la ciudad.

Se ubicaba en una esquina céntrica, no lejos de la antigua Plaza de España (hoy Plaza de la Liberación). Tenía dos niveles principales (planta baja y balcón), con una cabina de proyección en la parte superior. Su diseño privilegiaba la funcionalidad interna y la presencia elegante hacia la calle.


Importancia cultural y social

En la memoria de Larache, el Coliseo María Cristina ocupa un lugar especial como centro cultural y social durante más de dos décadas. Fue testigo de veladas inolvidables tanto para la comunidad española como para la marroquí. Las familias, los jóvenes, los colegios... todos acudían al Coliseo para disfrutar del cine o del teatro.

Era un espacio federador, donde las generaciones se reunían en torno a las películas, los espectáculos y los eventos comunitarios. Se recuerdan con cariño las funciones dominicales repletas, las excursiones escolares con los niños formados en fila rumbo al cine, o las primeras citas románticas de jóvenes bajo la pantalla plateada.

En cuanto a su cartelera, el Coliseo proyectaba cine internacional doblado al español, cine egipcio (muy apreciado en esa época), noticias filmadas, y sobre todo, producciones españolas y latinoamericanas. Se organizaban también estrenos especiales y festivales itinerantes. Programas impresos anunciaban las películas como verdaderos acontecimientos sociales. Un ejemplo es el folleto promocional de Morena Clara con la frase: “¡Una película preciosa, en glorioso Gevacolor, la película de la alegría!”.

El Coliseo no era sólo cine. Acogía igualmente teatro y espectáculos en vivo. Grupos locales o llegados desde España actuaban en su escenario. También se ofrecían conciertos de música andalusí, galas artísticas, o presentaciones escolares. En verano, la programación alternaba cine nocturno con teatro los fines de semana, respetando una tradición escénica muy viva en Larache.

 


Patrimonio, imágenes y memoria

La historia del Coliseo María Cristina ha sobrevivido gracias a archivos y fotografías conservadas por coleccionistas, antiguos habitantes, y blogs de historia local. Entre ellos figuran folletos de películas, recortes de prensa, o fotos antiguas mostrando su fachada iluminada, o incluso su estado ruinoso antes de la demolición.

Las revistas y periódicos del Protectorado como El Avisador de Larache o Diario de Larache incluían anuncios de sus funciones, acompañados de publicidad de negocios locales. Estudios fotográficos como Estudios Vázquez participaban en la imagen gráfica de la ciudad. Estos documentos revelan que el cine era también un motor comercial de la vida larachense.

Destaca también la figura del proyectorista del Coliseo, una persona muy recordada por los antiguos espectadores, cuyo zumbido en la cabina superior era parte del ritual cinematográfico.

El nombre del cine —Coliseo María Cristina— es ya de por sí un testimonio emocional: fue bautizado por su fundador Francisco Agrela en honor a su hija. Su esposa, Maruchi Díaz, lo acompañó en la gestión durante los primeros años. Posteriormente, el cine pasó a manos de explotadores marroquíes tras la salida de muchos españoles.

Hoy, el Coliseo sigue vivo en la nostalgia de los larachenses. Grupos de redes sociales, asociaciones culturales, e iniciativas patrimoniales intentan mantener viva su memoria a través de testimonios orales, imágenes restauradas, y artículos históricos. Muchos lamentan que Larache haya perdido su alma arquitectónica, reemplazando edificios de valor por construcciones sin carácter. En palabras de un historiador local: “Hemos destruido lo bello del Ensanche, y hemos puesto en su lugar construcciones horrendas”.


Conclusión

El Coliseo María Cristina de Larache, aunque físicamente desaparecido, sigue siendo un emblema urbano, arquitectónico y emocional. Representa tanto el legado cultural del Protectorado español como la fragilidad de ese patrimonio frente al urbanismo contemporáneo.

Gracias a las fotos, a los relatos, y al esfuerzo de memoria colectiva, el Coliseo revive como símbolo de una época dorada, donde se compartieron sueños, emociones y comunidad bajo su luz tenue y su pantalla plateada.


 

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