jeudi 5 novembre 2009

la plaza de España y las siete calles

Era una tarde dorada en la Plaza de España de Larache, donde el sol descendía suavemente, tiñendo de oro cada rincón de ese lugar mágico. Allí, en el corazón de la plaza, la fuente central lanzaba al aire su cantarina sonata de agua, relajante y susurrante. Las bocas de los leoncitos de piedra, siempre vigilantes, dejaban caer el agua en el reducido estanque decorado con azulejos de arabescos dibujos geométricos. En el agua, los diminutos peces rojos y azules se movían con rapidez, creando un ballet acuático encantador.

Rodeando la fuente, las zonas ajardinadas estallaban en colores de flores variadas, y las palmeras se elevaban majestuosamente hacia el cielo, acompañadas por una solitaria araucaria que se erguía con elegancia. Los bancos, con sus respaldos de hierro forjado, y las pilastras de mampostería ornamentadas en forma de macetas, ofrecían asientos acogedores para los visitantes que deseaban absorber la belleza del entorno.

Julia, una joven de espíritu soñador, solía pasear por esta plaza todos los días, disfrutando de la serenidad que allí encontraba. Esa tarde, se sentó en uno de los bancos, sintiendo la brisa fresca que llegaba desde el cercano Atlántico. Cerró los ojos y dejó que el murmullo del agua y los trinos de los pajarillos la envolvieran, creando una sinfonía natural que parecía susurrarle secretos del pasado.

Desde su asiento, podía ver cómo las siete calles irradiaban desde la plaza, como rayos de un sol urbano. A lo lejos, los soportales de la avenida Mohamed V conducían al Balcón del Atlántico, donde el aroma salino del mar se mezclaba con los sonidos de una ciudad alegre y bulliciosa. Las tiendas y establecimientos que bordeaban esas calles eran parte integral de su vida. Recordó con cariño las veces que había recorrido esos lugares con su familia: admirando las fotos en Foto Diodoro, deleitándose con los exquisitos productos en la pastelería La Campana, y disfrutando de las milhojas que siempre le recordaban a su infancia.

Esa tarde, mientras el sol se escondía detrás de los edificios, Julia notó a Alejandro, un joven arquitecto que solía frecuentar la plaza para buscar inspiración. Él estaba de pie, junto a la fuente, absorto en la belleza del lugar. Sus ojos se encontraron y, por un instante, el tiempo pareció detenerse. Había algo en la forma en que la miraba, una mezcla de curiosidad y reconocimiento, como si sus almas se hubieran conocido en otra vida.

Alejandro se acercó lentamente, sus pasos resonando suavemente en el pavimento de la plaza. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, sonrió y dijo:

—Siempre he pensado que esta plaza tiene un encanto especial, pero hoy parece aún más mágica.

Julia sonrió, sintiendo cómo una cálida oleada de emociones la invadía.

—Debe ser porque hoy tiene a alguien que la aprecia tanto como yo —respondió ella, sin poder evitar sonrojarse.

Conversaron durante horas, compartiendo historias y sueños bajo el cielo estrellado de Larache. La plaza de España, con su fuente susurrante, los jardines floridos y la arquería artística, se convirtió en el escenario perfecto para el inicio de una historia de amor. La magia de ese lugar los envolvió y, desde entonces, cada vez que se encontraban allí, sentían que el tiempo se detenía y el mundo se convertía en un lugar más hermoso.

La plaza de España no solo era el punto de partida de las siete calles, sino también el lugar donde dos almas se encontraron y comenzaron a tejer juntos un nuevo capítulo lleno de amor y promesas. Y así, bajo la sombra de las palmeras y el eco del agua cantarina, nació un romance que prometía ser tan eterno como la belleza de aquel rincón de Larache.























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1) c/Larrucea
2) c/del Casino o Gral. Silvestre
3) antes Avda. Primo de Rivera, hoy Av. Mulay Ismail
4) c/ 17 de julio, hoy Mohamed Zerktuni:
5) Avda. Duquesa de Guisa, actualmente Mohamed ben Abdallah
6) nuestra inolvidable y popular c/ Chinguiti o Canalejas, desde la independencia Hassan 2
7) la bella Avda. de Mohammed V (antes con nombres “acomodados” a los vientos políticos imperantes).

2 commentaires:

  1. Con todos mis respetos la calle nº1 es la Calle Luis Silvela.Lo sé porque vivi en ella 15 años.Le cambiaron el nombre en la independencia.Desde la p.de España al Balcón , a la derecha( en una bocacalle) se encontraba "Auxilio Social" en ese ensanche que conducia al Zoco,se sacrificaban corderos en la fiesta.Un saludo Ant.Lozano

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  2. Con todos mis respetos la calle nº1 es la Calle Luis Silvela.Lo sé porque vivi en ella 15 años.Le cambiaron el nombre en la independencia.Desde la p.de España al Balcón , a la derecha( en una bocacalle) se encontraba "Auxilio Social" en ese ensanche que conducia al Zoco,se sacrificaban corderos en la fiesta.

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